El amable

que me lee

ha de saber

que idiota es.



¿Porque?-pregunta él.
Yo le responderé:


Mis versos calidos solo desean arroparte,
mis versos gelidos solo pretenden matarte,
¿tendras valor suficiente para adentrarte
en las ensimismaciones de un demente?

9/07/2010

312-318

312. VALOR PARA LANZARTE A LANZAR LA MONEDA AZAROSA

A comprender su psicología
ni los expertos alcanzaban,
pero yo siempre albergaba
una vana esperanza.

Al fin decidí confesarme
y lancé la moneda al aire
para que decidiese mi suerte;
la cara vislumbraba alegría,
la cruz prometía la muerte:
tu sí bien pudiera matarme,
tu no en ultratumba torturarme.

El azar me amparo,
suerte lo llamaron.
Yo presumía
de que ya lo sabía,
mas rudo mentía
como en una orgía
de políticas porfías.

313.ASÍ LO QUISISTE, ASÍ LO TUVISTE, ASÍ TE QUISE

No debiste
pero lo hiciste:
intentaste resistirte
pero no lo conseguiste
y al final lo permitiste.

Integra fuiste,
o al menos quisiste,
pero cediste
y tarde te arrepentiste.

Melancólica aconteciste
en la noche triste,
y clemencia pediste
a de quien te inhibiste
cuando descubriste
que él, como a la tiste,
te repudiaba porque huiste
de su lecho al mió.
Yo, por el contrario,
tu gesto alabo.

314. IRONÍA

Dicen doctos sabios
que reconocer la soberbia
es acto de humildad;
he aquí la paradoja,
vedla si quisieras
pero bella para todos es.


315. Venga a mi la matemática

Silenciosa y misteriosa, susurrándome al oído,
hoy me ha dicho que, por gozarla, no tema:
que ella, la más sabia y antigua de las hijas 
de la razón, dice de mi, su discípulo, que "no lo odio".

Sublime e inefable abstracción pura, 
volátil y versátil quintaesencia,  
intangible vaho mágico y perfecto,
ensoñación de miles de mundos ajenos.

Tú, casta dama informe y maleable,
harás las delicias de mi enfermiza mente,
de mis crecientes delirios de demente.

Eterna beldad, entereza divina, 
providencia, aclamaldla:
venga a mi la matemática.

316. Sekioz, El hiperhombre


El presente-cambiante es eterno.
El presente-instante no es efímero,
sino inexistente, vacuo y vacío.


Yo soy el inconsciente
que vive alegremente
en el eterno presente.

Niego el pasado
y mato el futuro
sin rencor ninguno.

Enajenado soy
y enajenando vivo
en el volcán del olvido.

Viajante soy de las estrellas
que marcan vuestras metas
y esperanzas, por mi aniquiladas.

Peregrino sin rumbo
y sin corriente ni camino:
ando creando el mío.

A donde me lleven mis pies voy,
sin instinto, ni carrera, ni final,
sino disfrutando del placido caminar.

Si en sus palabras lo quieren contemplar,
mi voz les dirá, irónica, que dos paralelas
convergen en mi "meta":

no hay destino sino el propio recorrido,
no hay lugar al que yo acuda
ni mundo en el que yo viva.

Resido en el medio
y niego mi origen,
y niego mi destino.

Mi regocijo infinito
yace en el vacío
del camino.

Invierto sus valores,
transgredo sus verdades
y sus credos destruyo.

Por todo ello
criticas recibo,
y yo me alegro:

El idealista inteligente
me tacha de incoherente.
El practico pueblo,
de incongruente.

El loco,
de demente.
El cuerdo,
de delirante.

El psicoanálisis freudiano,
de mis pasiones esclavo.
El novísimo psiquiatra incomprensible,
se proyecta y me dice: incomprendido.

Y yo exclamo:
"soy quien soy
y voy a donde voy".

No puedes encerrarme
con tus términos triviales,
primitivos, casi tribales.

Estoy poseído
por el mayor don concedido
al individuo que soy:

La libertad infinita
que me ampara
en su mampara
de ámbar negro.


317. Rodeado y aislado

Rodeado de libros y libretas,
de apuntes viejos e ideas nuevas,
de letras rayadas, subrayadas e interlineadas,
de márgenes ilegibles y rebosantes
de entidades abstractas
y hermenéutica barata
y explicaciones pseudointelectuales,
malvivo, dicen, en un frenesí constante,
en un caos insoportable,
en una anarquía autodestructora,
mareándome y mareando,
perdiendo la estructura,
el conteo de las silabas,
el ritmo de mis versos
y la coherencia de mis términos:
las notas de los barcos aislados,
que desean navegar independientes del resto,
se vanaglorian en su falsa belleza
sin ver el conjunto, sin ver el poema.

¡Así es el individuo!:
como un verso inolvidable
y terriblemente ambiguo
y atronadoramente bello
y escalofriantemente solo
que no entiendo
sino escribo
el resto,
que es indefinido
y libre de interpretación
porque no hay marco
en donde encerrarlo.

Así es el mundo:
un conjunto de versos
concatenados
que batallan
por la supervivencia,
por el reconocimiento,
por la felicidad, el amor,
el trabajo, el juego, la competición,
la sangre y el sexo,
por una infinitud de sinsentidos
alabados como algo divino,
como un criterio único:
pero la muerte de Dios
no es el nacimiento
de infinitos semidioses carroñeros,
sino el nacimiento del nihilismo,
la soledad y la hiperrealidad.

Así es el Azar:
nomás que un Artista
loco y enajenado,
que selecciona
de su cerebro malsano,
con inseguridad,
la Obra de la vida.
Ese es el único "Dios" concebible,
si así lo quieres divisar:
no hay un orden cósmico,
sino solo una constante
adaptabilidad probabilística.

...

Y como ese Artista azaroso,
siento que no paro de hablar
ni de buscar
algo que aclamo
que no he de encontrar:
una verdad.
Y presiento que esta vehemencia
me ha de matar,
dulcemente,
entre quimeras.

Y yo me alegro de vivir en este mar bravío,
en un nunca aburrimiento intelectual:
me da igual la respuesta, no tengo meta.
Solo deseo contemplar el mar, navegarlo
y describirlo en mi diario.
No deseo encasillarlo, limitarlo o matarlo
con mis mentirosos textos,
sino glorificar mi existencia,
estimular mi esencia,
erigirla al nivel del divino océano infinito.

318. El resurgimiento del Fenix
(dedicado a Fenomenos)

La noche era lóbrega y lúgubre,
sepultada por las profecías de antaño
que auguraban fatal desenlace;
sin embargo, se alzo el Fenix flamígero
de la oscuridad incognoscible,
de las cenizas inertes, alumbrándolo todo
con su sutil vuelo delirante:
 la risa en nuestros labios había resucitado