El amable

que me lee

ha de saber

que idiota es.



¿Porque?-pregunta él.
Yo le responderé:


Mis versos calidos solo desean arroparte,
mis versos gelidos solo pretenden matarte,
¿tendras valor suficiente para adentrarte
en las ensimismaciones de un demente?

9/16/2009

302-306

302. LA GAVIOTA BLANCA
Calla, calla, necia gaviota,
calla antes del anochecer
que en esta lúgubre morada
quiero escuchar al son de la playa
como susurra su nombre
el vehemente oleaje
que con su vaivén
lo pronuncia dulce.

Oh, calla, estupida gaviota,
no tientes más
los dulces racimos
de la misericordia,
que las corrientes arrastran
las almas condenadas
que yo tanto amaba,
y a solas yo quiero oírlas
en la espesa niebla
que embriaga
mi lacónica vida.


Pronto, si esta ave estólida
que revolotea con estorbo
entre mis delirios
abandona el onírico
mundo empíreo
de mis deseos
podré yo alcanzarte
y con cada una de mis yemas
sumirme al dulce roce
de tu voz suave
a la vez que te susurro
hermosos versos
que te agraden tanto
como el viento generoso
al velero del marinero
cansado de su larga travesía
repleta de voraces arpías.

Tanto el pecho me ardía
que lance con gran ira
y la pasión de la lira
del poeta arrebatado
del raciocinio sano,
con suma puntería,
una afilada piedra
al débil corazón
del feo pajarraco.

Al caer al suelo
brutalmente herido
por el violento gesto,
el rostro del hondero
cambio repentino.
La naturaleza había decidido
que este audaz animal
visitara al desconsolado viudo.
Al descender bruscamente como Ícaro
a las lóbregas aguas del mar Egeo
el ave se torno mujer,
su verdadero ser;
aquella que en su día
tanto me quería.

303. EL “SI” DE LAS ESPIGAS
Las espigas al son del viento
dicen “no” con gesto violento,
pero yo las niego
porque se que este fervor
que yo siento
en el pecho
es eterno,
y que lo nuestro
no es solo desenfreno
en el placentero
pero banal lecho,
pues felices yacemos
sin míseros placebos,
por magia envueltos.

Las ráfagas varían.
Ahora la naturaleza
lo reconoce como maleza.
Sus ojos han visto
que no mentimos.
Sosegados, los árboles
presagian mi desgracia.
Las espigas asientan
en convulsionadas afirmaciones,
en espasmódicas y proféticas,
en letales verdades.
Saben que cuando
mueras, yo lo haré contigo.

304. ¿DECLARACION DE AMOR?
¿Estas segura de que quieres averiguarlo?
Una vez que empiece nada podrá pararlo.

Pudiera ser que logren refrenar
el impetuoso avance militar
de mis tropas amorosas
las terribles tormentas,
pero jamás evitaran
que estas fieras invadan
con vehemencia y sutileza
el tesoro detrás de tus murallas.

Quizás los terremotos impredecibles
reduzcan la fuerza de mis ataques,
mas nunca mataran
mi férrea voluntad.

Es posible que el fuego
y la pasión ardiente
con su humo y brillo
mis ojos cieguen,
sin embargo sabré siempre
donde, con anhelo, buscarte.

Quizá no quisiera que lo supieras
y por ello yo excusas te diera.
Tal vez, simplemente, ni lo sepa.

305. AMPARADA (DE LA NOCHE POR EL FIRMAMENTO Y YO)
La taciturna noche
sucumbe al sueño
y se postra en el lecho
para cubrir tu desvelo
cual manta moteada
por estrellas envidiosas
que palpitan con ira
y lloran su desdicha:
“jamás serán deseadas
con infinita lujuria,
ni tan siquiera amadas
con pasión y ternura”.
Compasión de ellas sentirás
cuando tu lo poseas,
cuando yo te lo conceda.

306. POETA RESERVADO
-Oh, bohemio poeta,
tal vez querría
sonrojarme las mejillas
con su bello poema.

-No mostrare mi poesía
por pura galantería,
pues esta pieza
ya tiene dueña
y en mi privado recuerdo
por siempre resta.

9/02/2009

296-299

296.LA MUJER CUERVO
Negra, se viste de seda,
envuelta en tallados tallos
hilados con suma delicadeza
por las manos expertas.

Ella, oscura ave nocturna,
grazna con su áureo lenguaje
el caro decoro que quiere
colgar cual galardón de oro
sobre su majestuoso pecho
veneciano, no así ocultando
el canal de su origen y gentilicio
y sus consecuentes tópicos y vicios.

Esta hermosa damisela
de hábiles gestos y querellas
sabrá bien manipular a colegas
y temidos depredadores
de labios teñidos de sangre
con tal de obtener el brillante
fulgor que emana de la joya
que desea por entera,
ya que de ella ha sido prendada
por la curiosidad sin saciedad.

Hembra lúgubre
de ojos verdes
que se cubre
tras los manteles
de las estrellas,
tu ilimitada ambición
te sepulta al horror

La esencia inquieta que se esconde
tras los barnices lóbregos de la noche,
que esgrime e infunde con su nombre
pavor cual macabro y perverso conde
de lejanas tierras, es impronunciable.

297.MUJER FLAMENCO
El color de tu plumaje rosa,
sin un ápice de duda, delata
tu esencia vanidosa.
Con armonía posas
sobre tu larga pata,
tu base de arrogancia.
Demuestras con tus gestos
que este lema es tuyo:
“para presumir
hay que sufrir”.

Luego, al padecer
los obvios dolores
consecuentes
de tu carácter,
infantilmente
te quejaras
y ayuda pedirás
sin importar ya
la condición
del gorrión
que con su canto
al albor te salvo.

298.MUJER PALOMA
Igual que una paloma,
(mujer homónima),
te tambaleas incesante
en tu fatídica huida
con paso inquebrantable,
como quien de la mentira
alberga la esperanza
de salir, todavía,
mediante la misma.

Afirmas y perjuras como una loca
las falacias que emanan de tu boca
con el mismo ritmo frenético
en el que las burdas ratas voladoras
mueven desesperadas la cabeza.

Cuando la vejez de tus mentiras
y su consecuente masa
no te permita volar,
mata al animal
y renace honesta
o muere como tal.

299.MUJER GAVIOTA
Tú, que al vuelo
pareces buena
y de ti alaban
tu sencillo gesto;
desde las alturas
diseccionas con tu mirada
cada presa con esmero.
Tu bisturí no comprende
de misericordia y compasión,
y con una critica controvertida
niegas con suma crueldad
a quien apasionado idolatra
tu suave vuelo,
tu sutil planeo,
tu traje blanco.

Entre estos admiradores
habrán que querrán
solamente poseerte,
sumirse entre tus plumas.
Pero se tan bien
que entre estos miles
habrá puros amores
que afirmar puedo también
que en tu viaje
no solo romperás corazones,
sino que además perderás placeres
y te consumirás legendaria
pero tristemente amargada;
jamás realmente sentirás
el albor de un nuevo día brillar
junto a la persona amada,
en tu vida desenfrenada.

Pero se que hallaras
tarde o temprano
un galán sin malicia.
Este inocente amante
aun tus tretas no conoce,
mas al posarte ante el
vera tu gris plumaje
que de ello le advertirá.
Pero el, candido, dulce se arrimara;
solo el de verdad te querrá
y tus pecados eludirá.
En ese instante
el orgullo te condenara;
tu elección será:
ten por seguro, si niegas,
que de la basura comerás.